UN NUEVO COMIENZO

Para el siguiente reto he decidido escribir un relato corto.


UN NUEVO COMIENZO 


Ana se levanta muy temprano para ir al colegio, es una de esas niñas de 11 años a las que le gusta estar la primera en la puerta. Para ella hoy no es un día como otro cualquiera, sí, a primera hora tiene lengua como cada martes y después tiene un examen de matemáticas. Pero hoy es distinto.

-¿Qué hora es mami?

-Es temprano, las 8:30, tranquila peque sabes que siempre llegas a tiempo. Nadie te va a quitar tu puesto en la fila. -Contesta su madre sonriendo al adivinar los pensamientos de su hija.

-Mami, ayer la seño nos dijo que hoy llegaba una compañera nueva, tengo mucha curiosidad por saber quién es, ¿tú crees que será mi amiga? -Pregunta esperanzada.

-Claro que sí cariño. ¿Quién no querría ser tu amiga?

Ana llega temprano, como siempre. Observa inquieta cada rincón de la puerta del cole. De momento, las mismas caras de siempre. Espera, al fondo ve a dos personas que no conoce, ¿será la niña nueva?

La pequeña se da cuenta de que todo el mundo que pasa por su lado se les queda mirando. -¿Por qué será?- se pregunta. Ella no ve nada extraño, es una mujer alta, delgada, de piel oscura que lleva el pelo recogido con un pañuelo. Bajo su colorido vestido, una niña agarra con fuerza las piernas de su madre. Tiene la cara triste, casi que diría que asustada. Su madre le acaricia el pelo con ternura, pero la niña se niega a soltarla. Suena el timbre y ambas entran en el colegio.

Ana se acerca poco a poco a ellas, quiere saber si la pequeña será su nueva compañera. Por un segundo sus miradas se cruzan. Ana se atreve a saludar tímidamente con la mano pero la niña rehúye la mirada y se aferra aún con más fuerza a su madre.

Por todas partes hay niños y niñas corriendo y entrando en sus clases. Ana se entristece, no ha conseguido averiguar nada. Frustrada saca el cuaderno y el libro de lengua y se sienta. Hay mucho ruido, como cada mañana, sus compañeros y compañeras empiezan el día charlatanes. Sus mejores amigas, Lucía y Esther llegan por fin, como siempre, por los pelos. Detrás de ellas aparece la seño Aurora, no hace falta mandar callar a nadie, todos saben que cuando ella entra tienen que dejar de hablar.

-Buenos días, clase. Ayer os comenté que hoy vendría una alumna nueva. Me gustaría que todos le dierais una cálida bienvenida para que se sienta acogida. 

De repente, la puerta se abre. ¡Es la niña que vi! -se alegra. La pequeña viene de la mano de Antonio, el Director del colegio. Ana la mira con alegría pero observa que todos sus compañeros y compañeras la miran extrañados, -¿por qué esa mirada?- no deja de preguntarse lo mismo, -me gusta su pelo- piensa divertida. 

Antonio, tras intercambiar algunas frases con Aurora deja la niña en la que será su clase. Ana observa que su nueva compañera continúa con la cabeza gacha. Cuando el director se va, Aurora sonriente presenta a la recién llegada.

-Clase, os presento a Laura, viene de muy lejos, nada más y nada menos que de Colombia-. La clase aplaude, saben que tienen que ser educados. La seño se da por satisfecha y pide a Laura que se siente en su sitio, justo al lado de Ana.

Ana piensa que ha tenido suerte y vuelve a saludar tímidamente a la recién llegada, pero ésta no se atreve a mirar.

La clase comienza, tres largas horas hasta el recreo. Por fin, suena la sirena, la ansiada llamada que todos esperan. Es la hora de correr, jugar y divertirse.

-Hola Laura, me llamo Ana, ¿quieres venir a jugar con mis amigas?- Pregunta esperanzada.

La pequeña niega con la cabeza. Ahora es Ana la que está triste, sus intentos por acercarse a ella han sido en vano. Sus amigas no tienen paciencia y salen al recreo a jugar sin ella. Ana no entiende nada, -¿por qué todos la miran? sí, es nueva y no es "como nosotros" pero me encanta el tono de su piel y me chifla su pelo rizado, tengo ganas de tocárselo, ¿será suave?- Avanza por el largo pasillo metida en sus pensamientos. 

Ana no puede jugar, necesita respuestas y sabe quién la podría ayudar. Va a la sala de profesores y encuentra a su seño hablando con dos compañeras.

-Seño, ¿puedo hablar contigo?- pregunta inquieta.

-Claro que sí, Ana, sabes que siempre puedes hablar conmigo. Dime, ¿te pasa algo? te noto triste, ¿te encuentras bien?- Pregunta algo preocupada, no es normal ver a la niña con ese semblante.

-Sí, seño, estoy bien. Es que he intentado hablar con mi nueva compañera, pero ella ni siquiera me mira y veo que nadie se ha acercado a ella. Creo que está triste y me gustaría ayudarla, pero no sé cómo.

-Eso mismo estábamos hablando ahora, también lo he notado. Tranquila, estamos pensando un plan para ayudar a Laura a sentirse acogida. Quiero agradecerte tú interés, Ana. Eres una niña muy amable, seguro que cuando consigamos que Laura se sienta cómoda con nosotros querrá ser tú amiga.

El recreo termina y Ana regresa a su clase con un brillo de esperanza. Todos regresan excitados y sudorosos, menos Laura, ella no se ha movido del sitio.

-Clase, el resto de la mañana va a ser especial. Me gustaría que todos jugásemos a un juego. Vamos a sentarnos en el suelo haciendo un círculo.

 Todos se levantan divertidos, les encantan este tipo de improvisaciones. Con mucho jaleo mueven mesas y sillas y se sientan expectantes al juego que se les plantea.

Voy a lanzar una pelota que iremos pasando, el que la tenga tiene que presentarse y decir algo que le guste, puede ser un juego, una comida, una película, lo que queráis y también algo que le inquiete o le asuste. Cuando termine le aplaudimos y le damos entre todos un pequeño consejo para que deje de tener miedo-. Todos se miran entre divertidos y pensativos y con muchas ganas de empezar.

-Soy Luis Martín, me encanta Minecraft, mi madre dice que soy un pesado porque siempre estoy hablando del juego. En el puedo crear mundos y jugar online con mis amigos. Me da un poco de vergüenza contarlo pero ¡voy a ser valiente! todavía me da mucho miedo la oscuridad. 

Toda la clase aplaude, muchos gritan que ellos también juegan a Minecraft. Tras los aplausos otro niño habla, es Juan, -Luis, yo también tenía mucho miedo a la oscuridad, ¿sabes cómo dejé de tenerlo?, mi madre me puso una lucecita cerca de mi cama y cada día la poníamos más lejos, hasta que un día llegó la luz al pasillo y ¿sabes qué? ese día no tuve miedo, dormí tooodaaa la noche de un tirón.

El juego se sucede entre risas y aplausos. Es el turno de Ana.

-Hola soy Ana, ¡me encanta la música! siempre estoy cantando, bueno hasta que mi hermano mayor me dice que me calle.- Todos ríen. -Y me encanta tú pelo Laura, tengo muchas ganas de tocarlo y que me dejes hacerte trenzas-. Laura la mira y por primera vez en todo el día, sonríe. Me dan miedo las arañas.

Todos la aplauden y para su sorpresa, es Laura la que habla. -Donde vivía había muchas arañas porque vivíamos cerca del bosque, yo me acercaba a ellas y las observaba, me gustaba ver cómo hacían sus telas de araña tan tranquilas. Acércate a una y verás que no pasa nada, además se comen los mosquitos, esos sí que dan miedo-. Todos comienzan a reír y a aplaudir. 

Laura más animada, vuelve a sonreír y se anima a presentarse. -Hola soy Laura, me gusta mucho leer sobre todo historias de aventuras. De repente, se pone un poco seria y añade me da miedo no tener amigos-. Todo el mundo se pone en pie y la aplaude. Laura mira con cara de asombro, no se esperaba esa reacción. Algunos se acercan a ella, Ana la primera, y la abrazan.

Esa tarde Ana ha quedado con su nueva amiga en el parque, lo tienen todo planeado, primero se harán trenzas y después se irán a buscar arañas.

FIN
























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